ARCHIVÉE 2.5.4. La creación de términos

 

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Una de las formas de crear nuevos términos es asignar nuevos significados o acepciones a términos ya existentes (cambios semánticos) o combinar y eliminar elementos léxicos (cambios morfológicos) (DUBUC/KENNEDY 1997, págs. 131-141). En ambos casos, es necesario respetar una serie de principios para aumentar las posibilidades de aceptación de los neologismos.

Las reglas del cambio semántico

Los neologismos semánticos o de sentido no conllevan ningún cambio en la forma del término, sino que son el resultado de los siguientes procedimientos:

  • ampliación o extensión del significado: se atribuye un nuevo significado a un término ya existente pasando, por ejemplo, de lo concreto a lo abstracto o viceversa; tal es el caso de "mosca" y "pluma" que extendieron su significado de objetos para designar categorías de peso en el boxeo,
  • metáfora: se atribuye un nuevo significado por analogía con el de un término establecido (por ej.: "arquitectura de sistemas"),
  • metonimia: se designa una cosa con el nombre de otra en virtud de una relación asociativa entre los conceptos, por ejemplo, se toma el efecto por la causa o viceversa, el contenedor por el contenido, el signo por la cosa significada, etc. (por ej.: "cascos azules" para designar a los integrantes de los cuerpos especiales de la ONU debido al color de sus cascos),
  • sinécdoque: se amplía, restringe o modifica el significado de una palabra en virtud de una relación partitiva designando el todo por la parte o viceversa, la obra o instrumento por la materia, etc. (por ej.: "alma" para referirse a personas),
  • eponimia: se amplía el uso de un nombre propio como nombre común, esto es, se designa una ciencia, innovación o cosa con el nombre de su inventor (por ej.: "newton", "julio" o "vatio" son unidades físicas cuyos nombres proceden respectivamente de los científicos Newton, Joule y Watt),
  • cambio de categoría gramatical: se producen cambios en el significado de un término, mas no en su forma (por ej.: "eliminatoria": "que excluye o quita en una competencia" representa "en campeonatos o concursos, la competición selectiva anterior a los cuartos de final" en su forma nominal),
  • préstamo de otro campo temático: se adopta en un campo temático un término ya establecido en otro con un ligero cambio de significado pasando, por ejemplo, de ser animado a inanimado (por ej.: "virus", "vacuna" y otros términos de virología adoptados en el campo de la seguridad informática).

Las reglas del cambio morfológico

Los neologismos morfológicos o de forma se construyen por los siguientes procedimientos:

  • derivación: adición de afijos (prefijos, infijos y sufijos) a palabras ya existentes (por ej.: digital – digitalizar; escáner – escanear),
  • composición: yuxtaposición o fusión de dos o más vocablos independientes (por ej.: ciber + espacio = "ciberespacio"; extra + oficial = "extraoficial"; anti + robo = "antirrobo"),
  • composición de sintagmas: lexicalización de un grupo de palabras (por ej.: "tipo de interés real", "tasa de interés combinada del mercado"),
  • parasíntesis: combinación de la derivación y la composición simultáneamente (por ej.: siete + mes + ino = "sietemesino"; radio + telegraf + ista = "radiotelegrafista"),
  • abreviación: puede tratarse de acrónimos (por ej.: "MERCOSUR" o "Mercado Común del Sur"; "CD-ROM" o "cederrón" del inglés "Compact Disc-Read Only Memory"), apócopes y demás abreviaturas (por ej.: "bici" de bicicleta), siglas (por ej.: "CUE" o "Consejo de la Unión Europea"),
  • préstamos: adopción de una palabra de otra lengua (por ej.: "ABS" del inglés "Anti-Lock Brake System", "debut" del francés)

La aceptación de los neologismos depende de su brevedad (por ej.: "infopista" por "autopista de la información"), su capacidad nemotécnica, esto es, la facilidad con la que pueden recordarse (por ej.: "emoticono" de emoción + icono), así como de su capacidad para formar derivados o productividad (por ej.: informática, informático, informatizar, informatización, informatizado). No obstante, el factor más importante que contribuye a la aceptación de los neologismos es su motivación: el término debe reflejar las características del concepto que designa. Sus componentes léxicos deben dar una idea del concepto mismo. Por ejemplo, es fácil entender que los términos "cibernauta" o "internauta" designan a la persona que navega por el ciberespacio o por Internet respectivamente.

La razón por la que se crean neologismos puede ser de índole estilística (p. ej.: "persona con discapacidad" sustituye a "minusválido" o "impedido"), tecnológica (p. ej.: "asistente personal inteligente" para la nueva computadora de bolsillo conectada a Internet), social (p. ej.: la feminización de los títulos de cargos), o funcional, denominada así puesto que refleja la necesidad de encontrar una nueva forma de designar el concepto en función de la situación de comunicación (por ej.: "teflón", de la marca comercial Teflon, para el material aislante y resistente al calor).